summercase 2008 (viernes 1.1)

Como si de la trilogía de Matrix se tratase, ayer comente el viernes del Summercase desde el capítulo de desarrollo, pues bien, ahora vamos a ver el inicio de la trilogía, como nació ese pequeño monstruo. (digo trilogía y no se si vamos a leer mas de dos partes del viernes... :D)

A las 14:45, hora peninsular, quedo con Luri en la estación de tren torrijeña, dispuestos a coger el tren de las 15h con última parada en Puerta de Atocha. Ella llevaba todo preparado, yo apenas una mochila colegial con la ropa suficiente para pasar el fin de semana. Partimos a la hora exacta, en el hilo musical del regional sonaba "In Rainbows", último disco de Radiohead, y el maquinista iba más rápido de lo normal, fue tan de esta manera que se le olvidó parar en Illescas, y dos personas mayores, acompañadas por una mujer de origen sudamericano, se quedaron en la puerta de salida boquiabiertos y paralizados, fijando su mirada en el exterior que muestran las ventanillas de los vagones posteriores a su localización. La chica sudamericana esbozó una ligera sonrisa mientras sus ojos brillaban, en ese momento sonaba "Nude", era como si viese en ese despiste del maquinista una oportunidad de llegar a la gran ciudad y salir de la rutina en que se veía.

Mientras, Luri y yo, organizábamos en material a colar en el recinto y manteníamos una agradable conversación sobre temas atemporales como estudios, trabajos, música y tiempos mejores, con la que fue alcaldesa de Torrijos. Todo bien, el revisor, que iba en pantalón corto, con la camisa azul de renfe sin mangas, la corbata aflojada, un cuidado bigote y unas ray-ban aviator, nos había picado nuestro billete.

El calor apretaba, la gente movía sus pies al ritmo de "Weird Fishes/Arpeggi" y nosotros teníamos una botella de Beefeater y botes fríos de fanta limón, lo siguiente no es difícil de imaginar, cogimos los vasos y nos echamos unas copas de ginebra con limón. Al lado de nuestras plazas había un matrimonio con su hija pequeña que sujetaba una Nintendo DS de color rosa y que nos miraba fijamente. Al ver la madre nuestra actitud un tanto impertinente, cogió la cabeza de su hijita y la giro suavemente hacia la ventanilla del vagón, evitando de esta manera que viese nuestra muy normal forma de beber en un vagón de tren. Tras dos copas el ambiente empezaba a oler a ginebra, nosotros cada vez hablábamos mas alto y nuestras risas eran continuadas.

Llegamos al Madrid provinciano, Móstoles, Getafe, Leganés, Fuenlabrada, el matrimonio de ancianos no sabia que hacer, donde sería mejor apearse, y la chica sudamericana cruzaba los dedos para llegar a Puerta de Atocha. El matrimonio ya había cambiado de localización y a nosotros nos afectaba de forma muy evidente la ginebra, estábamos deseando llegar.

Por fin llegamos a nuestro destino, en el vagón estábamos los mismos que habíamos comenzado el viaje. El matrimonio de ancianos asustado y la chica sudamericana que sonriente se había apresurado a bajar del tren y observaba con detenimiento todo aquello que había a su alrededor, al matrimonio joven les esperaban a la salida del andén y nosotros nos despedimos de la alcaldesa de Torrijos. Tras unas llamadas, en las que nos daban malas noticias sobre la hora a la que llegaría el resto del equipo, nos fuimos al patio de la estación y allí rellenamos unas botellas de 50cl. de agua con la ginebra que nos quedaba, y como aún quedaban botes de fanta limón pues nos echamos otra copa y nos fumamos un cigarro.

Tras planear como íbamos a llegar hasta Boadilla nos metimos en el metro, que tras algún transbordo nos llevaría a Colonia Jardín, allí nos encontramos con más torrijeños y algún ex-compañero mio de la universidad. Compramos unos hielos y un aperitivo en un chino que quedaba fuera de la estación. El siguiente paso era coger un metro ligero con dirección Boadilla, así lo hicimos. Todos los vagones estaban llenos de modernos con igual destino al nuestro, imposible sentarse, y una vez en marcha decidimos tomarnos otra copa más y abrir la bolsa de aperitivo salado. Entre risas, apretones y algún roce que otro llegamos a Boadilla ciudad, quedaba aún un trecho al recinto del Summercase.

No tenía mi entrada en posesión material, me la daría un tal "Capi", amigo de una amiga. Con horrible calor íbamos siguiendo los carteles que indicaban la dirección del Summercase, el tal "Capi" me llamaba para quedar en un punto, como si de una cita a ciegas se tratase le dije la ropa que llevaba puesta y él me dijo su localización. En esos paseos por las calles de Boadilla, vimos una ciudad prefabricada para la vida de gente adinerada, donde lujosos chalet se mezclan los unos con los otros y estos con las porterías y sus piscinas.

Por fín llegamos al recinto, el "Capi" me esperaba en la puerta, me dio la entrada sin mediar mas de dos frases seguidas y desapareció. Luri y yo nos disponiamos a pasar por los tres controles, uno para la bebida, el siguiente para la entrada y el último para revisar los enseres personales. Ahí radicaba el peligro, en la revisión de las mochilas, ya que Luri llevaba camuflado en las botellas de agua nuestros restos de ginebra. Sin problemas, apenas una ojeada rápida y todo dentro.

Señores y señoras, ¡empieza el Summercase 2008!

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